CD. OBREGÓN, SONORA JUEVES 25 DE ABRIL DE 2024
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Gustavo Zamora
16 de Marzo de 2021

Doce días ya es un lapso de tiempo razonable para hacer un primer corte de qué es lo que proponen los candidatos a la gubernatura de nuestro Estado y qué se puede esperar de sus campañas, el énfasis en algunos temas nos demuestra no sus prioridades, sino la necesidad de exaltar las debilidades de sus adversarios, unos lo hacen con éxito, otros exhiben desesperación.

Separados por categorías en dos grupos, como en toda competencia seria, la carrera por la gubernatura requiere de un esfuerzo físico y mental que es digno de reconocerse a los tres candidatos que realmente aspiran a la gubernatura, sobre todo y con todo respeto en esta etapa de sus vidas, créame, he visto candidatos con veinte años menos que a las dos semanas de campaña ya están agotados.

Los mensajes de Ricardo Bours, Alfonso Durazo y Ernesto Gándara son idénticos, pareciera que a la entrada de las ciudades les dieran el mismo machote de discurso: Sumar a los jóvenes, potencializar las vocaciones de los valles del Yaqui y Mayo, relanzar Guaymas, eliminar la corrupción, brindarnos seguridad y hasta que la rentabilidad de las empresas será mayor. ¡Cuánta ocurrencia!

El proyecto de Ricardo Bours es como el debut de un pitcher en un séptimo juego, insiste en que le demos la bola, pero implica un gran riesgo dadas las circunstancias. Lo que está en juego en Sonora es el futuro del estado y su gente, no un proyecto personal.

Ricardo Bours es un hombre de números y de proyecciones, lo han acompañado toda su vida y debe saber cuál es su lugar en este momento y a medida que las semanas avancen cuál será su lugar la noche del 6 de junio. 

Durazo por su parte habla de un gabinete ampliado integrado por jóvenes, de ideas nuevas, asegura que nos va a regresar la paz y tranquilidad, pero en realidad ha llenado su costal de cascajo y en su misión de “apaciguar al País”- como dice AMLO- tuvo un rotundo fracaso.

Alfonso Durazo se refiere a los “problemas” que enfrentó a su paso por el PRI y el PAN como si no hubiera sido parte de ellos, los actos de corrupción y abuso de poder en el PRI y el PAN para el Durazo fueron hechos circunstanciales de los que gracias a sus valores morales y principios se sustrajo. Se necesita ser muy morenista para creerlo.

Durazo pide el voto para él, pero también para tener los ayuntamientos y el Congreso, ya vemos cómo se las gasta la 4T cuando tiene mayoría, hasta en los cabildos sus representantes siempre se las ingenian para dar la nota casi siempre por ignorancia o soberbia, o ambas.

Los sonorenses de trabajo saben que es un error poner los caballos detrás de la carreta, más aún si la apuesta y la carnada es subir a más beneficiarios de programas electoreros a la carreta. No habrá caballos que resistan tirar un carruaje tan pesado y Sonora se enfilará irremediablemente al precipicio.

En ocasiones Ernesto Gándara al hablar se muestra timorato, bueno, no literal, porque timorato es quien teme a Dios, en este caso sería más bien un “timor-Manlio”, el santo patrono de las causas tricolores.  

En el equipo de Gándara saben bien que la fórmula de repartir lo que no es propio que tanto éxito le ha dado a AMLO bien puede ser adaptada a los oídos sonorenses, su propuesta de más dádivas disfrazadas de apoyos para impulsar márgenes de utilidad de micro empresas no tiene fundamento legal ni viabilidad presupuestal.

No se necesitan dos dedos de frente para saber cómo pagará Ernesto Gándara la postulación a la gubernatura, aún con lo que representa su postulación y eventual triunfo, (beneficiar a ciertas empresas constructoras, dar trato preferencial a casinos, repartir los puestos clave de la estructura gubernamental) aún a sabiendas de eso, los sonorenses podemos acotar la corrupción.

Lo que no aguantaría Sonora es que de nuestras mentes desaparezca la idea del trabajo como el camino hacia un mejor futuro, repartir cualquiera lo hace, más con rezagos sociales que los hay y bastantes, Sonora es un estado rico de gente trabajadora, debemos fomentar el empleo bien remunerado y la libre empresa, no el engrosamiento de padrones de beneficiarios de programas clientelares, porque una vez que el estado nos hace inútiles y dependientes, no hay vuelta atrás.