Vaya sorpresas con las que ha iniciado este 2021 en lo local, nacional y más allá de nuestras fronteras, en todos los asuntos que son noticia y llaman nuestra atención en este inicio de año existe una constante como generadora de desacuerdos primero e irritación después: la soberbia de un individuo.

Estamos a más o menos 150 días de conocer quienes ocuparan los distintos puestos de elección popular en los comicios más importantes en la historia de México y resulta preocupante cómo los políticos, salvo honrosas excepciones, siguen ajenos a una realidad: La confrontación y cerrazón a la realidad más temprano que tarde genera pérdidas en todo sentido, en todo.

Se necesita ser muy obcecado – y nuestros políticos lo son- para no aprender de lo que pasó en nuestro vecino país del norte, un presidente deshumanizado, grosero, muy alejado de la realidad, que mentía como respiraba y apostó a ganar valiéndose de trinquetes terminó cediendo todas las posiciones a sus adversarios, la presidencia y las dos cámaras.

Aquí en México nuestro Presidente nunca ha dejado de hacer campaña, desde finales de noviembre se inmiscuyó en asuntos electorales al emitir juicios de valor sobre la alianza PAN, PRI, PRD violando con ello las reglas.

Un día sí y otro también López Obrador señala responsables, acusa sin pruebas, busca culpables de errores actuales a figuras del pasado, santifica corruptos y se victimiza buscando su lugar en la historia, quienes no comulgan con sus ideas son etiquetados con una larga lista de adjetivos, la visión del Presidente permea hondo en sus seguidores como si se tratara de una secta, muchos de ellos fanatizados al grado de despojar a AMLO de todo defecto.

Vivimos en un País de pobres, otorgar dádivas es la receta perfecta para generar simpatías y más que eso para crear una figura de generosidad, el dinero se acabará pronto, los factores son muchos y no todos imputables al actual gobierno, pero no esperemos ver enmendar el camino o aceptar yerros.

Me llama mucho la atención la escasa memoria que tienen muchos mexicanos, si nos ofendían las prácticas de corrupción del PRI, el desprecio por la legalidad, el blindaje ante la justicia para los amigos y colaboradores hoy ni se inmutan al saber la clase de acuerdos que existen, el uso de los padrones de beneficiarios para cimentar un proceso electoral. Estamos en la época más oscura del priismo, pero los seguidores de la llamada Cuarta Transformación cierran los ojos.

A nivel local es inconcebible lo que ocurre, servidores públicos buscan la prolongación de su periodo en un proyecto amorfo y acéfalo, la postulación del familiar como si se tratara de títulos nobiliarios, el ejercicio público y más a nivel municipal desgasta y a la actual sus bonos se esfumaron desde los primeros meses.

Aquí en Cajeme en Morena muchos levantan la mano, los más visibles y que están a punto de la beatificación por los comunicadores zalameros que este trienio proliferaron como plaga, son los más peligrosos pues pueden descarrilar el proyecto de Alfonso Durazo al tener un curriculum de formación mucho más corto que su carrera delictiva.