CD. OBREGÓN, SONORA VIERNES 26 DE ABRIL DE 2024
Nubes dispersas
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Aún faltan dos años
Gustavo Zamora
21 de Agosto de 2019

Cubría hace unos años las actividades del Municipio de Cajeme, recuerdo que en el trienio 2012 2015 había un regidor del PRD muy participativo, hacía señalamientos puntuales y exigía transparencia, ¡Ah cómo se le extraña! De estar presente ya hubiera puesto en su lugar al Secretario del Ayuntamiento indolente y desapegado a sus deberes que tenemos.

Aquel regidor tenía razón en muchos de sus señalamientos, no fueron pocas las ocasiones que emplazaba a Juan Manjarrez (el contralor en el trienio de Díaz Brown) a que se pusiera a trabajar, seguramente que de contar con aquel regidor hasta el actual José Guerra Beltrán “se pondría las pilas” y tuviera claro que él es nuestros ojos y oídos dentro de la actuación gubernamental y no un escudero del Alcalde.

Casi todos nuestros presidentes municipales han tenido una doble cara, en campaña su apego por lo que estable la ley es su bandera, tan pronto como rinden protesta dan la espalda y se sirven con la cuchara grande, al poco tiempo pierden piso y exigen un trato como fueran unos virreyes, esto se ve sobre todo en los “arribistas”.

En su egocentrismo se quedan solo con sus incondicionales quienes por agradecimiento o miedo a estar fuera del presupuesto juegan el papel de empleados personales de los presidentes municipales, ya no de servidores públicos con responsabilidades legales que cumplir sino cumpliendo actividades personales a las órdenes de su patrón.

No me había tocado una administración municipal que incluyera en los diálogos que toda relación sana de comunicación debe tener la palabra odio.

A un seguimiento de temas por transparencia que, en cualquier administración pública gubernamental o no, se presenta como algo cotidiano, se infiere que es el odio lo que la motiva, de ese tamaño es la madurez de algunos servidores públicos que integran el Gobierno Municipal.

¿Por qué nos odias? ¿Por qué quieres saber cuánto se gasta en los viajes? Luego vienen las comparaciones en la forma de cubrir las actividades de una administración tratando de ubicarse como víctimas ante algún señalamiento. No existe motivo para hacer distingos entre los gobiernos de Barro Borgaro, Díaz Brown Ramsburgh, Félix Chávez y el actual, todos se han quedado lejos de las expectativas. La diferencia es que el de Mariscal Alvarado apenas va a cumplir un año, le quedan dos más y cuanto antes debe dar un golpe de timón en su barco y tomar otro rumbo, no necesitamos una pitonisa que nos lea el futuro para saber que de seguir habrá de entregar malas cuentas en 2021.

Cuando funcionarios de la administración municipal encaran a sus adversarios políticos o hacen llamados a los ciudadanos es común escucharlos invocar la palabra “moral”, pero no se trate de examinar el gasto del ejecutivo porque ahí solo buscan cumplir con la parte legal. Es simulación, es tratar de engañarse a sí mismos.

No pueden decir que el Ayuntamiento está quebrado y presentar facturas de consumo de restaurantes de la avenida Presidente Masarik, ¿Dónde estará la austeridad en esas calles de Polanco? Le urge a la actual administración municipal dar pasos firmes en transparencia, que se vea la diferencia entre los gobierno anteriores y este, no puede un equipo de trabajo profesional y preparado quedar en el basurero de la historia por la soberbia de unos cuantos.