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Su madre le dio la vida y también la regresó a la normalidad con trasplante
Mónica Valdivia
5 de Junio de 2020

CIUDAD OBREGÓN.- La historia de Oscar, un joven de 28 años de edad, originario de Ciudad Obregón, es alentadora, especialmente para quienes son diagnosticados con una enfermedad renal.

Hace nueve años le detectaron un padecimiento en los riñones, y el medicamento que lo mantuvo controlado, de un día para otro, dejó de hacer efecto y llegó la noticia: requería un trasplante y en lo que éste se concretaba, debía iniciar con hemodiálisis.

Los días lunes, miércoles y viernes de octubre del 2015 a abril del 2016, la sangre de Oscar fue purificada por una máquina a través de un catéter que el médico le colocó entre el pecho y la clavícula.

“Los días difíciles no fueron muchos, pero en ocasiones salía muy mareado del tratamiento o con ganas de volver el estómago, tengo muy presente que cuando me desconectaron de mi primer tratamiento me desmayé, la enfermera me preguntó cómo te sientes, y eso fue lo último que recuerdo”, dijo.

A la par de la hemodiálisis, inició el protocolo para ser candidato a trasplante de riñón y a los seis meses de tratamiento y después de realizar estudios a sus familiares como posibles donadores, la mujer que le dio la vida, fue quien de nueva cuenta le dio la oportunidad de continuarla.

Se madre se convirtió en su donadora de riñón; el trasplante se hizo en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) del IMSS en la localidad, en una cirugía que duró alrededor de seis horas.

A tres años de la cirugía, Oscar lleva una vida prácticamente normal, con cuidados en su alimentación y revisión médica cada tres meses y aunque hacía deporte desde antes de la enfermedad, hoy es lo que asegura, lo mantiene con energía y lo hace olvidar que es trasplantado.

“Trabajo, estudio, salgo con mis amigos y mi novia como cualquier joven de mi edad, desde antes de mi enfermedad, mi estilo de vida era saludable, siempre jugué fútbol, nunca tomé o fumé, actualmente pertenezco a un equipo de ciclismo, tengo una bicicleta de montaña y otra de ruta, poder hacer deporte me hace olvidar por un momento que soy trasplantado ya que en la bicicleta me siento libre y fuerte, hasta he participado en varias competencias en la región”, comentó.

“Gracias a Dios nunca hubo una complicación, desde el momento de la cirugía tanto mi mamá como yo, hemos tenido una salud estable y entre las cosas que no puedo hacer ya es tomar refrescos o té, comer harinas, embutidos, alimentos con alta cantidad de proteínas y toxinas porque haría que mi nuevo riñón se esfuerce más. Lo único que extraño comer son camarones, daría mi riñón por comer uno, es broma”, añadió.

Oscar es Licenciado en Educación Especial en el área intelectual y actualmente estudia la carrera en Admiración de Empresas, trabaja en una institución financiera y entre sus proyectos a corto plazo están el terminar su segunda carrera, promoverse para un mejor puesto en la empresa para la que trabajo y a largo plazo, tener una familiar y no bajar la guardia en los cuidados que debe tener para mantener su calidad de vida.

Este sábado seis de junio se celebra el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, promovido por la Organización Mundial de Salud (OMS).

En lo que va del 2020, en la UMAE se han realizado sólo dos trasplantes de riñón y 16 de córnea, ya que desde el pasado 20 de marzo, quedaron suspendidos este tipo de procedimientos por la contingencia derivada del covid-19.