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Los diputados del PAN en un municipio que los repudia
Redacción
23 de Octubre de 2014

   Perla Zuzuki, Mireya Almada, Ernesto Nieves, Juan Manuel Armenta, diputados del PAN, no estuvieron en Cajeme para tratar de resolver problemas, sino para rescatar electoralmente un municipio que los repudia

   No vinieron a Cajeme, los diputados del PAN, a buscar servir y tratar de mediar para que se resuelvan problemas graves que vive el Municipio, como el de la inseguridad, que se desborda.

   Vinieron, Perla Zuzuki, Mireya Almada, Ernesto Nieves, Juan Manuel Armenta, a sorprender la conciencia de la ciudadanía, a construir tardíamente, los puentes que le permitan al Gobierno panista, tener presencia en el proceso electoral que ya está en marcha, y del que, ahora, tienen la certeza de que perderán nuevamente, en el 2015.

   Ellos, los diputados azules, en reunión previa con personajes del Nuevo Sonora, fijaron las “brillantes” estrategias a seguir para las elecciones que vienen, no para servir a Sonora, no para rescatar a Cajeme, sino para, desesperadamente, hacer realidad la ilusoria metáfora de Guillermo Padrés, de que Sonora será el nuevo horizonte de México, en el que sueña con ser figura principal.

   Ellos, los legisladores junto con Padrés, si son inteligentes y sopesan la realidad del Estado, deben tener cierto que Sonora, en estos momentos, con la administración de incertidumbres y sospechas que se viven, no es, siquiera, horizonte para sus propios municipios.

   De entrada, Perla Zuzuki, Mireya Almada, Ernesto Nieves y Juan Manuel Armenta, solamente vinieron a Cajeme a tratar de cumplir una misión tardía en tiempos electorales, lo que pone en tela de duda su buena fe, porque esa labor de obligación y conciencia debió haberse dado hace cinco años, y no precisamente por ellos, sino por el responsable de la conducción de Sonora, Guillermo Padrés Elías.

   El foro de seguridad al que convocaron los diputados panistas se generó al cuarto para las doce, como tratando de ocultar sus verdaderas intenciones, porque a los presidentes de cámaras empresariales los citaron minutos antes del inicio del acto, lo mismo sucedió con la prensa, de tal manera que de este cónclave solamente sabían, con libreto aprendido de memoria, los interesados.

   Y a pesar de que los organizadores orquestaron el pseudo foro, con la intención de que no hubiera réplicas ácidas, sino todas a favor, aunados los aplausos, ahí estaban Regino Angulo Rodríguez, presidente de Canacintra, y Arturo Knapp Ramos, de Canaco; quienes, respetuosamente, dejaron claro que el problema de inseguridad que vive Cajeme no sólo radica en el núcleo del crimen organizado, sino también en el tejido de la delincuencia común, como consecuencia del abandono económico al que el Gobierno del Estado, por revanchismos políticos, ha mantenido a Cajeme fuera de un desarrollo económico sano, y por ende, sin generación de empleos.

   Ambos líderes empresariales avalaron sus tesis, con un ejemplo sustancial: El magro presupuesto anual que el Gobierno del Estado en complicidad con sus legisladores, le han arrojado como dádiva a Cajeme, sin que los gloriosos y ahora defensores de la justicia estatal en que se han constituido los integrantes de la fracción panista en el parlamento local, hayan hecho algo por detener esa humillación. (¿Estaban enterados, acaso, los ínclitos legisladores, que en el Presupuesto del 2014, autorizaron para municipios priístas solamente 400 pesos por habitante, mientras que a administraciones del PAN, más de 4 mil?).

   Pero tampoco contaban, los diputados del Nuevo Sonora, que estaría en el foro, y no como invitado, sino por voluntad propia, el presidente del comité municipal del PRI, Gabriel Baldenebro Patrón, quien destapó, con valentía, las llagas que Padrés y sus diputados han propiciado en contra de Cajeme, y que, ahora, tratan de restañar tardía y ventajosamente, para sembrar una semilla de supuestas bondades a favor del Municipio, precisamente cuando se viven tiempos electorales, y se ven en la urgencia de ganar adeptos, porque sus encuestas y su percepción lógica les dice que su caso, en estas latitudes, está perdido.

   Con alta dignidad y frontalmente, Baldenebro Patrón, hizo un recuento de los agravios que Cajeme, sus autoridades y sus habitantes, han recibido del Gobierno del Estado, dejándolo sin alternativas de crecimiento, secuestrando el agua de una región eminentemente agrícola cuando se perfilaban, de inicio, proyectos viables que no trastocarían la vocación productiva de las regiones; asimismo generando fuertes daños al cerrarles oportunidades de crecimiento industrial y comercial, y ahora, presionando para que se instale en Cajeme un mando único de seguridad que se aprovecharía electoralmente, porque sería el mismo Padrés Elías, quien está en el filo de la duda por la supuesta corrupción de sus funcionarios y de él mismo al no cumplir con mandatos de ley a que todo ciudadano está obligado, construyendo (porque puede) su propia presa, el titular del citado mando, claro a través de Munro Palacios, por ejemplo, quien viene muy seguido a Cajeme no a repartir justicia y seguridad, sino zapatitos, becas y sonrisas.

   Creo que a los diputados azules, quienes se fueron con la cola entre las patas, nomás les faltó traer a Ganfer, para que le sonaran el silbatito de la legisladora Zuzuki.

   Por lo demás, debe reconocerse que la única participación digna por parte de los azules, aunque se perfilaron como los dueños del campo, de los árbitros, del público y de los guantes y pelotas, fue la de Marcelino Pérez Arenas, quien debería, en justicia, estar ocupando el escaño de algunos de los cuatro fallidos y sumisos legisladores.

   Le saludo, lector.