La imposición de candidatos en el PAN, atropellando los derechos de participación de sus militantes, podría ser la siembra de su derrota en el 2015

   Está integrando el PAN en Sonora, un ejército de mujeres, para sustentar el proceso electoral que prácticamente está en marcha.

   Prevé, para el sábado próximo, el Encuentro Estatal de Promoción Política de la Mujer, con sede en Hermosillo, donde se definirán las estrategias de participación de las féminas en las precampañas, campañas y, fundamentalmente, como aspirantes a cargos de elección popular.

   De hecho, en Cajeme, el joven líder panista Emmanuel López Medrano, mantiene un efectivo programa de capacitación artesanal con un buen número de militantes y simpatizantes, que a su vez son parte de los comités de base; y, por supuesto, esas reuniones conllevan la preparación ideológica de las damas, en quienes se está depositando fuertemente la responsabilidad del proceso electivo del 2015, considerando que este municipio es clave para recuperar la alcaldía y diputaciones, pero también, en refrendar la gubernatura.

   Claro, los hombres son también parte de las tácticas previstas y trabajan profusamente en comunidades rurales y colonias populares.

   López Medrano, Jesús Alfredo Ramírez Fraijo, Marcelino Pérez Arenas, Susana Barra, Pedro Contreras, tienen muy claros los objetivos que podrían darles el triunfo anhelado, y saben que el trabajo de convencimiento, la siembra de sus principios ideológicos, está con la sociedad civil, a la que deben sumar a su causa para que ésta sea exitosa.

   Sin embargo, esa arquitectura electoral en la que aplican su esfuerzo, podría derrumbarse estrepitosamente, si se trastocan los principios y el espíritu democrático del blanquiazul, ignorándose a su militancia en los procesos previos para votar candidatos, supliéndolos con las dañinas imposiciones, que de cierto, han dejado heridas que no restañan, como sucedió en Cajeme durante el 2012, cuando el triunfalismo gubernamental (no el de la militancia, la que nunca estuvo de acuerdo con los abanderados por decreto) resquebrajó los sueños de poder de los allegados al gobernador Guillermo Padrés, principal causante de que los cajemenses se volcaran en las urnas en contra del PAN, cuya candidata a la alcaldía, Eloísa Flores García, solamente obtuvo 46 mil 828 votos, contra 100 mil 823 de Rogelio Díaz Brown.

   Quedó claro, en el 2012, que los panistas no aceptan, no digieren las imposiciones, y que la ciudadanía libre odia que la humillen con campañas ostentosas, porque en esos días del “ya ganamos”, se tapizó la ciudad y área rural de pendones, mismos que dejaron claro que los plásticos, sus leyendas e imágenes sugerentes, no otorgan elecciones.

   Hoy, desafortunadamente, el PAN estatal, y más bien el Nuevo Sonora, está tropezando con la misma piedra, porque procede a imponer candidato a la gubernatura en la persona de Javier  Gándara Magaña, como lo demostró Padrés Elías durante el ceremonial de su quinto informe de Gobierno (aunque ahí se encontraban los aspirantes David Figueroa, Francisco Búrquez, María Dolores del Río), y ciertamente, los panistas e invitados que asistieron al acto aplaudieron y aceptaron, es preciso reflexionar que 8 o 10 mil ciudadanos no definen por todos los sonorenses, quién será, primero su candidato y luego su gobernador.  

   Por otra parte, no debe pasar por alto la estructura de Gobierno que utiliza a Juan Valencia Durazo sólo como instrumento para anunciar las decisiones gubernamentales, que en Cajeme, si se ignora a personajes aceptados por la gente, como Gustavo Almada Bórquez, Jesús Félix Holguín, Rodrigo Ramírez Rivera y Javier Castelo Parada, la historia del 2012 podría repetirse, y el viejo aforismo de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, sería reeditado por quienes creen que el poder político les pertenece, y con él, la voluntad de la gente.

   Le saludo, lector.