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Hablar bien de Cajeme
Gustavo Zamora
26 de Noviembre de 2020

No está bien en un gobierno de izquierda -como dice el municipal que lo es- sugerir a los habitantes, a los líderes de opinión y a los medios de comunicación qué decir y que no, más allá de la propuesta, la del alcalde Sergio Pablo Mariscal pareciera ser una instrucción y no es de extrañar que venga un rechazo. 

No se trata de estar en contra a todo lo que propone el Alcalde, es simplemente pisar el suelo firme sin evadir la realidad, ver las cosas con objetividad, ser positivos claro pues todos queremos que le vaya bien a Cajeme, pero dejar las frases motivadoras para los conferencistas, el Alcalde, los servidores públicos y la prensa estamos para hablar de realidades. 

Es cierto, hay una prensa y medios de comunicación que destacan en la medida que hay muertos en las calles, especializados en cubrir el lado más miserable del ser humano, la privación de la vida de sus semejantes, viven un auge porque la sociedad se regocija de la sangre y la tecnología les permite saber a escasos minutos los detalles de los homicidios, mientras más balas más clics, a mayor escándalo más reproducciones, eso ha existido y existirá, es algo que Sergio Pablo Mariscal no podrá cambiar. 

Lo que sí puede cambiar nuestro Alcalde es su discurso, ser empático con los familiares de las víctimas, ser más enérgico en su exigencia por resultados en la captura de los lugartenientes, exigir justicia y abandonar las expresiones triunfalistas que le han acompañado desde su llegada. El primer paso para superar un problema es aceptarlo. 

El 20 de octubre de 2018, tras una noche donde se cometieron nueve homicidios, Mariscal Alvarado mencionó que las ejecuciones eran parte de estertores de las bandas de delincuentes.   

“Son estertores de grupos que de alguna manera no están entendiendo la fuerza con la que se están presentando las nuevas autoridades en todos los niveles”, de entonces a la fecha van más de 900 homicidios dolosos.

A estas alturas es necesaria mucha ignorancia o actuar de mala fe para culpar al Alcalde de los niveles de violencia y la barbarie que hay detrás de los homicidios, comprobamos todos los días que la estrategia de combate al delito del Gobierno Federales es fallida, a dos años de su llegada el País no solo huele más a pólvora, sino que es un polvorín.

El Alcalde hace cálculos y no contempla la posibilidad que ante los hechos contundentes las palabras poco valen, aun así, siempre ha tenido dos opciones. La primera ser solidario con los cajemenses y elevar el nivel de exigencia al Gobierno Federal so pena de que se le excluya en el proyecto partidista, la segunda -que es por la que optó- es ser blando con las autoridades federales, triunfalista, laxo, el resultado en la opinión pública está a la vista.

Hace años hubo un gran pacto de medios nacionales para que a la nota roja no se le diera tanta difusión, fracasó. A nivel local meter a los ejecutados y otros homicidios dolosos debajo de la alfombra de nada servirá. Es más fácil hablar bien de Obregón cuando hay buenas noticias, apertura de empresas, obras bien hechas, etcétera.

En 2012 algunos integrantes de las cámaras empresariales tenían como lema, “Hablemos y actuemos bien por Obregón”, ignoro de quien habrá sido la idea, pero era un fastidio leerla... Los empresarios hablaban de un camello imaginario del que había que hablar bien para venderlo, jorobaron mucho con su camello. Esa idea de cerrar paso a la crítica generó una perniciosa cercanía entre empresarios locales y los gobiernos del PRI. El resultado no se lo tengo que recordar amable lector porque bien que lo sabe: un festín de corrupción y opacidad cuya resaca todavía no superamos.