Ya el personal de ayudantía y seguridad deben tener lista la habitación donde habrá de pernoctar el Presidente de México la noche del miércoles, algunos cercanos a la 4T Sonorense tendrán listos sus atuendos para no desentonar con la vestimenta del Señor Presidente, listos todos para no dejar pasar el momento de la foto, aunque sea con sana distancia. 

En su estancia en Cajeme el primer mandatario presidirá una Mesa de Pacificación. Con 431 homicidios dolosos el año anterior y este que pinta para algo similar la sola noticia de una reunión es bien recibida pero no hay lugar para el optimismo.

Primero esperamos que se pacifiquen quienes se sientan en esa mesa, porque no es un secreto las discrepancias entre autoridades municipales y el encargado de Bienestar en la región, ya una vez zanjadas las diferencias entre ambos ojalá tengan coincidencias (más allá de la nula autocrítica y un concepto sobre dimensionado de sí mismos) que les permitan trabajar en objetivos comunes. 

Y es que cuando se trata de vidas el discurso oficial ofende. Que un mes se echen las campanas al vuelo porque solo hubo 38 ejecuciones comparadas con las 40 del mes anterior es motivo de orgullo para quienes desde la camioneta blindada y con escoltas ven una realidad que la mayoría de los ciudadanos no comparten.

Si bien el concepto pacificación al que hace referencia el actual Gobierno Federal tiene en la justicia social su cimentación, tampoco es bien recibido porque la incidencia delictiva, acompañada con la impunidad se ha sostenido al menos en Cajeme. Un municipio donde hasta un ex militar, que se suponía haría frente a la delincuencia, salió huyendo.

Ojalá esta visita presidencial sirva de algo, tradicionalmente han sido estériles, Felipe Calderón y Enrique Peña por ejemplo vinieron a inaugurar el mismo tramo carretero, ninguno de los dos entró a la ciudad por lo que no se percataron del grado de afectación en nuestra infraestructura.

Aunque es del dominio público que el Presidente prefiere la plaza y el mitin al despacho, deseamos que deje esta visita a Cajeme algo más que el placeo a Alfonso Durazo.

Asunto penal y penoso

Ahora que el asesor estrella sugiere líneas de lo que debe ser priorizado en los medios de comunicación y en las columnas, irrumpe un personaje del propio gobierno municipal morenista y distrae la atención victimizándose por una supuesta extorsión. 

El asunto tiene todos los visos de un montaje, en la narrativa un funcionario público que es toda decencia y honradez, además de contar con una intachable trayectoria es víctima de quienes buscan el beneficio económico… no se mandan solos, curiosamente son cercanos a un enemigo en coalición infiltrado en el mismo gobierno. 

Cuando según el script la atención debiera estar en la visita presidencial y su impacto para Cajeme algunos medios de forma estridente intentan posicionar a este funcionario público para que los ciudadanos lo levanten y vean en su persona al líder que se ocupa para la alcaldía.

El asunto es penal y penoso. Exhibe la pobreza interior que tienen muchos servidores públicos que ven en las dependencias una forma de lograr notoriedad pagando con recursos públicos servicios que en su imaginación los catapultarán en el ánimo de los cajemenses.

También pone en entredicho la credibilidad de algunos comunicadores que, a cambio de dinero u otras prebendas escriben y dan como verdaderos los dichos de cualquiera, sin importar si el asunto está judicializado o no, desoyendo lo que el propio sistema de justicia recomienda.

En esta carambola de tres bandas que intentaban hacer para que Rosendo Arrayales saliera raspado no consideraron un pequeño detalle, la credibilidad y trayectoria de cada uno.