Tras 23 meses de desgaste y confrontación entre algunos regidores y el Alcalde al fin se ve una luz que puede ser preludio de entrar al último tercio del periodo, si no de forma cordial, al menos no tan áspera.
No es la solución a todos los problemas, pero de concretarse se enviará una señal positiva. El tiempo de José Guerra Beltrán al frente del Órgano de Control y Evaluación Gubernamental hace tiempo se agotó, su frase "no vamos a molestar gente" se entendió como la absolución de funcionarios de administraciones anteriores y acabó siendo una losa muy pesada para el Contralor y por supuesto para el Alcalde.
Los temas que por lo visto no fueron prioritarios pese a ser palpable las malas prácticas de ex servidores públicos terminaron por colmar a regidores y al mismo Alcalde, en la más reciente sesión de cabildo sin mencionarlo por su nombre se puso sobre la mesa la posibilidad de un relevo. Ojalá se dé por el bien de todos, incluido el del propio José Guerra.
Qué ironía, la secrecía en la que tanto se escudaba -por cierto, fuera de moda en la Cuarta Transformación, donde primero se juzga y después se inicia el proceso- acabó por crearle una imagen al contralor que ya no pudo revertir.
A propósito de las sesiones de cabildo, nos da mucho gusto que ya pudieron ser presenciales, ojalá para la próxima los regidores de Morena y de la coalición acudan no solo física sino mentalmente al Pleno y sus intervenciones sean más sustanciales y de mayor aporte.
Voto sin valor
Después de años de mayoriteo, el martes los regidores se encontraron con la sorpresa que su voto en el informe del Contralor Municipal no tiene la mayor relevancia pues con presentarlo cumple su obligación.
Los ediles vivieron engañados durante al menos dos administraciones, Juan Manjarrez y Fernando González debieron haberse ahorrado muchas vergüenzas de haber aplicado la de José Guerra. Y es que desde siempre la figura del contralor en el Gobierno Municipal tiene la misión de negar la transa presente y pasada de los allegados de los alcaldes y los alcaldes mismos, centrarse en atender quejas menores para justificar su distracción, así ha sido hasta hoy.
¿Y los 500 millones?
Como que ya va siendo hora que alguien de los tres órdenes de gobierno se ponga serio y explique qué pasó con los tan anunciados 500 millones de pesos que el Presidente anunció en su homilía del 25 de mayo.
El asunto se enredó bastante porque aquí en Cajeme ya hasta se estaban peleando por conformar comités para la aplicación de recursos (había cada fichita de la construcción, por cierto) y la semana anterior nos salió el Presidente con que serán para pagar el Tomás Oroz Gaytán, de ser así el dinero irá directo a alguna cuenta de la Secretaría de Hacienda del Estado.
Dejando a un lado la política y los disparates que de forma reiterada se escuchan, no puede por mínimo respeto a una entidad condicionarse el pago de un adeudo para que los recursos se apliquen donde el comprador lo disponga, más o menos esa es la idea que nos quieren vender a nivel municipal pero no existe un referente.