Dice el Presidente de México que en nueve meses se crearán dos millones de empleos, sin embargo, voces realistas y conocedoras del tema advierten que será justamente lo contrario; en los próximos meses se perderán millones de fuentes de empleo a causa de la pandemia que azota, pero esos no importan para él, como tampoco proteger a los empleadores que en su mayoría son micro y pequeñas empresas.

Fue muy claro -hasta enfático- cuando mencionó que se otorgarán créditos para apoyar a quienes están ubicados en la economía informal, pero de flexibilizar las acciones del fisco para evitar el deterioro financiero de las Mipymes no dijo ni media palabra.

Agradeció a los banqueros por tomar medidas para paliar los malos tiempos que enfrentarán muchos cuentahabientes, quien diría, hasta los banqueros parecen tener más compromiso social que el Presidente. Faltó el agradecimiento a los gobiernos de los estados y municipios pues ellos han demostrado ser más empáticos ante la situación que el Gobierno federal.

El lunes 6, en su mañanera después del Informe, López Obrador señaló que sus adversarios querían un “banderazo de salida” para reinstaurar la corrupción en el País. Fomentar las actividades informales le abre la puerta a la corrupción además de propiciar que las actividades económicas operen al margen de muchas leyes sin contar que no hay piso parejo en la competencia. La receta de AMLO no es la de ampliar la base tributaria, es que la existente mantenga sus programas y obras sexenales.

Para su modelo de nación y su ideología los desempleados son bienvenidos, quizá muchos de ellos si eran pobres lo serán más y si no lo eran no pasará mucho tiempo para que se conviertan, la Cuarta Transformación invita a pasar a los pobres porque hay lugar para todos, son necesarios, mientras más grueso el padrón de beneficiarios de dádivas se garantiza la continuidad del modelo de economía donde el Estado carga con los marginados y nada hace para que salgan de esa condición.

La filosofía de “primero los pobres” de López Obrador es lo más icónico y priista del corrupto régimen, no busca sacarlos de la pobreza, por el contrario, lo importante es mantenerlos ahí recibiendo dádivas a cambio del agradecimiento en las urnas.

Tiene mucha razón López Obrador cuando dice que México es un país fuerte por su gente, más vale que lo seamos para superar la pandemia cuya etapa más dolorosa está por llegar y también gobiernos que ante los problemas acuden con vehemencia a exaltar sus acciones.

Viacrucis

En medio de la crisis provocada por el covid-19 sigue la ola de ejecuciones en Cajeme, otra vez un fin de semana violento que en esta ocasión arrojó un saldo de 13 homicidios dolosos y otra vez sin que esos elementos policiacos o militares que rondan todo el día por las calles de Obregón logren detener a nadie.

Pinta para que Cajeme supere los muertos del año pasado y no entremos en la cifra alegre de López Obrador de bajar al menos el .3 de homicidios dolosos, con esas cartas credenciales se presentaría Alfonso Durazo como candidato. Hay prioridades, por lo pronto ayudemos en la medida de nuestras posibilidades a enfrentar al covid-19, después habrá tiempo para todo.