La historia de los Diablos Rojos en el Estadio Fray Nano llegó a su fin.

El último juego de pretemporada de ayer de la novena escarlata frente a Pericos de Puebla fue el punto final de cuatro años de magia, emociones, sabores diversos y gran ambiente.

Pese a ser un recinto pequeño, con un aforo de poco más de 5 mil aficionados, los pingos, que llegaron en 2015 provenientes del Foro Sol, invirtieron 90 millones de pesos en la remodelación de su nueva casa para ofrecer espectáculos de calidad a sus aficionados.

El juego inaugural del México en el Fray Nano el 3 de abril de 2015 será difícil de olvidar; a los Toros de Tijuana poco les importó enfrentar a los campeones y abollaron la corona escarlata por pizarra 9-2.

Del bat de estadounidense C.J. Retherford salió el primer cuadrangular en juego oficial ese mismo día, mientras que el último fue en la campaña otoñal de 2018, obra de Michael Choice, en la serie por el título de la Zona Sur ante los Guerreros de Oaxaca.

Ese diamante tuvo momentos memorables como el debut de Luz Elena Gordoa, la primera mujer ampáyer en la Liga Mexicana de Beisbol en mayo de 2017 o los juegos de Grandes Ligas en 2016 entre Padres de San Diego y Astros de Houston.

Pero entre tantos recuerdos buenos, también hubo tragos amargos. El parque fue testigo del sufrimiento del respetable, luego de que el México ligara dos calendarios sin ir a Playoffs (tras 33 años seguidos de hacerlo) y de la mudanza fallida el año pasado al Estadio Alfredo Harp Helú por retraso en la construcción.

Ante las adversidades, y con el despedido de los mánagers Manuel Ojeda y José Luis Sandoval, Víctor Bojórquez entró al quite para devolverle la esencia y, de paso, a los extranjeros a los Diablos.

Con la mira puesta en el gallardete 17, la pandilla roja estrenará su nueva casa el próximo sábado con un juego de exhibición frente a los prospectos de los Padres, cerrando un capítulo lleno de beisbol.