La alianza que defiende la dirigencia estatal del PRD, no sería con el PAN, sino con Guillermo Padrés y su particular estructura azul, forjada para impulsar a Javier Gándara hacia la gubernatura.
Defiende, la estructura directiva del PRD en Sonora, la viabilidad de una alianza electoral con el PAN.
José Celaya Jiménez, secretario general del Sol Azteca en Sonora, expuso, durante conferencia de prensa, ayer en Cajeme, que no se trata de una amalgama de principios ideológicos entre ambos partidos, sino de una estrategia electoral para no permitir que el PRI regrese a la conducción de la Entidad, porque está demostrando a nivel nacional, que implanta de nuevo el autoritarismo y la corrupción.
Sin embargo Celaya Jiménez y el mismo dirigente estatal José Guadalupe Curiel, no están sopesando –quizás por conveniencias- que esa coalisión no es con la estructura más legítima del PAN, sino con el segmento partidario creado por Guillermo Padrés, desde donde ha tenido la osadía de humillar a los militantes azules químicamente puros, como David Figueroa Ortega, María Dolores del Río Sánchez, Francisco Búrquez Valenzuela, a quienes les canceló sus derechos de aspirar a la candidatura por Sonora, imponiendo, con procacidad, a Javier Gándara Magaña. Pero también,
quebranta así, las facultades de la militancia para elegir candidatos mediante asamblea de delegados, como lo definen los estatutos de Acción Nacional.
Y en ese sentido, José Celaya y Guadalupe Curiel, deberían hacer un rápido ejercicio mental y preguntarse si en verdad Padrés Elías respetará los posibles acuerdos que forje con el perredismo, partiendo de la premisa de que, en su desmedida ambición política ha sido capaz de vulnerar los principios de su propio partido.
Además, los líderes del PRD no están tomando en cuenta a su militancia para subastar su ideología, cuando históricamente han luchado para que en los problemas sustantivos de la política prevalezca la figura del plebiscito, para que la democracia se convierta en semilla y espiga en la conciencia nacional.
La nueva dirigencia estatal perredista, la que defiende la alianza y cuestiona a su Comité Ejecutivo Nacional, para que, en caso de suprimir definitivamente esa alternativa en Sonora, eliminen, también, los proyectos de pactos con el PAN en otras Entidades, está demostrando que son incapaces de levantar las fortalezas de la izquierda con dignidad, y se incrustan en la piel del Nuevo Sonora, sólo para chupar sangre que les permita seguir viviendo, subastando sus documentos básicos, su declaración de principios y quemando sus banderas.
Le saludo, lector.