Requerirá el PAN en Cajeme, candidatos capaces de sumar y desechar los fuertes enconos que prevalecen en política, porque de lo contrario la derrota estará asegurada como en el 2012

   Si Juan Valencia Durazo no demuestra que tiene el control del PAN en Sonora, y por supuesto en Cajeme, moviendo las piezas claves para el proceso electoral que viene, estará recorriendo, nuevamente, el escabroso camino de la derrota electoral, al que parece ser, ya se acostumbró.

   En este municipio -Juan debe saberlo bien-, su partido requerirá de candidatos que desechen el estigma del odio y la división que tanto daño ha hecho al norte y al sur, y  valorar en serio, sin imposiciones ni engaños, la huella política, social y humana, de los posibles aspirantes a encabezar la planilla azul.

   Es decir, la personalidad del aspirante a la alcaldía no solamente debe pasar la prueba del panismo, porque en realidad su padrón es un número mínimo, sino de la sociedad civil misma, para que se tenga la certeza de que será apoyado a la hora definitiva de los votos.

   Recientemente, el dirigente municipal Emmanuel López Medrano, señaló que su partido tiene muy buenos gallos para la contienda del 2015, pero si se analizan nombres, trayectorias y comportamientos, se podrá deducir que muy pocos encajan en el perfil que le urge al instituto azul, el que además enfrenta el estigma de la ruptura, con los grupos de varios de sus integrantes que se desplazan por carriles alternos.

   Con esas premisas, Valencia Durazo tendrá que sopesar concienzudamente los triunfos, derrotas, siembra humana y social, experiencia política y administrativa, amigos y enemigos de personajes como Jesús Félix Holguín, Francisco Villanueva Salazar, Rodrigo Ramírez Rivera, Gustavo Almada Bórquez, Luis Alberto Plascencia Osuna, Mario Sánchez Ruiz, Javier Castelo Parada, Sara Martínez de Teresa, Fructuoso Méndez Valenzuela, quienes, en realidad, conforman el activo político de Acción Nacional, y proceder a proponerlos a la asamblea respectiva, para que, a través esa señal que sería altamente democrática, desechar la percepción que crece entre el tejido panista de que nuevamente habrá imposición de candidato, como sucedió en el 2012 con Eloísa Flores García, quien, pese al apoyo desmedido del Nuevo Sonora y al derroche económico, fue arrollada por la máquina priísta.

   ¿Quién, de los personajes arriba mencionados, han demostrado en los hechos que saben sumar, mostrarse abiertos al diálogo con propios y extraños y que son capaces de reconocer que la mejor política es el trabajo?

   ¿Se atreverá a investigar esas importantes premisas, Valencia Durazo, para bien de su partido, y en un acto de transparencia y honestidad incluir a sus mejores hombres y mujeres, poniéndolos a consideración de sus bases, para que estas determinen quiénes conformarán la planilla municipal y la plataforma legislativa; o las decisiones, como sucedió en el 2012, cuando se engañó a la militancia y pretensos a cargos de elección durante el cónclave de San Carlos, Nuevo Guaymas, ya están tomadas?

   Le saludo, lector.