Sonora será el horizonte de México, dijo Guillermo Padrés en el paroxismo de su informe, y de paso exaltó la consagración de Gándara Magaña

   Se confirma, con el espíritu de reto que dimanó del quinto informe de Gobierno de Guillermo Padrés Elías, que no hay voluntad para unificar a los sonorenses.

   La entidad está dividida, existe un germen de odio que trasciende entre los grupos y partidos políticos, esencialmente PRI y PAN, pero también –fue evidente-, que la estructura del Nuevo Sonora, no mantiene abiertas las puertas de la democracia para los miembros de su partido, en lo que debería ser un proceso limpio y parejo para elegir candidato azul, sino que éste se perfila ahora, por heredad y compromiso, como quedó claro con el paréntesis abierto por el gobernador para dejar testimonio de que Javier Gándara Magaña será, no solo el abanderado, sino su viable sucesor, a pesar de que entre los invitados estaban David Figueroa Ortega, a quien ni siquiera tuvo la cortesía de mencionar; Francisco Búrquez Valenzuela y quizás María Dolores del Río, panistas que, no obstante sus anhelos legítimos de contender por la candidatura, son simplemente ignorados y hasta humillados.

   Brotó, en el acto, la evidencia de que la lucha electoral que viene, será profunda, extrema entre dos partidos y sus grupos (PRI y PAN), ignorándose, de paso, a los únicos que podrán discernir triunfos y derrotas, la ciudadanía libre, no la comprometida con siglas y colores; no los sometidos al poderío económico del Gobierno del Estado, o a la fortaleza y divisas del PRI.

   Padrés Elías, en el paroxismo de su comparecencia, destapó sesgadamente, una vez más, la candidatura de Gándara Magaña, demostrando que el PAN es él, y no obstante que hay militantes que reclaman transparencia y respeto a los documentos básicos partidarios, no los escucha.

   Incluso, pretendiendo manejar la voluntad y decisión de los ocho mil asistentes al ceremonial del informe, los conminó a que definieran si querían volver a los años anteriores, los del priísmo oprobioso, o continuar hacia el nuevo horizonte de México en el que se constituirá Sonora, poniéndose de pie; pero solamente sus colaboradores dejaron momentáneamente sus asientos, porque los demás asistentes, valoraron con justicia que viven una democracia donde tienen derecho a actuar y pensar, no una dictadura, en la que se obedecen órdenes.

   Lo que viene para Sonora, en lo electoral, y que campeó como un fantasma exaltado en el CUM de Hermosillo, debe preocupar a la sociedad en general, a las familias, a los obreros, profesionistas, jóvenes, pero especialmente al Gobierno Federal y a las instituciones electorales, porque se vislumbran tiempos difíciles. La señal arrojada por Padrés Elías se concentra en que su grupo, el partido de su propiedad (de ninguna manera el PAN de ciudadanos que respetan su raigambre ideológica), no abandone el poder, construyendo desde ahora sus trincheras.

   Los sonorenses libres, los que piensan, analizan señales y descifran conceptos, captaron el triunfalismo autoritario del gobernador en varios aspectos; por ejemplo, éste jamás hizo referencia a que, efectivamente, el Acueducto Independencia, su legalidad o ilegalidad, se discute en los tribunales, sino que remarcó como un hecho histórico que esa estructura hidráulica establece en Sonora un antes y un después, a pesar de que se atropellan derechos de otras comunidades, y todo dicho delante de los funcionarios federales y de instituciones encargadas de velar por el respeto a la aplicación de leyes, entre ellos el representante del presidente Enrique Peña Nieto, Alfonso Navarrete Prida, secretario del Trabajo.

   En Sonora, pues, la lucha electoral, misma que comenzó hace varios meses -aunque fuera de la ley-, se recrudece, entra a su etapa dura, con un partido que ya tiene candidato aunque transgreda los tiempos y normas (Gándara Magaña, del PAN), y con otro instituto, la contraparte –no puede negarse el bipartidismo-, PRI, que sigue enredado en su propia telaraña de conveniencias y valores entendidos, y que sería capaz de llegar a los extremos de nominar un candidato perdedor, si así se ajusta a los intereses de la ¿alta? política.

   Resuenan las palabras de Padrés Elías, oficiando la exaltación de Gándara Magaña; intentando, también, aunque fallidamente, poner de pie a todos los asistentes en señal de que apoyan su sexenio, y remarcando la oración consagratoria: Sonora será el horizonte de México. (¿Aspira Padrés a ser presidente de la República en el 2018?).

   ¿Estas definiciones políticas fueron avaladas por los aplausos del representante de Enrique Peña Nieto, Navarrete Prida, y del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, o se trató de manifiestaciones de cortesías?

   Claro, hizo también una exposición de obras y programas, pero eso se constituyó en la repetición de noticias cotidianas que se reflejan en los medios informativos cada mañana, desde hace muchos meses.

   Le saludo, lector.