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Columna Antesala de Francisco González Bolón
Redacción
22 de Julio de 2016

BELTRONES: DUEÑO DEL NUEVO ESTADIO.

nainaridigital.com

Alguna vez documenté, en un periódico que entonces circulaba extensamente en todo el Estado pero hoy venido a menos por haber perdido su imparcialidad, la pillerías de personajes como Manlio Fabio Beltrones Rivera, Fausto Islas Ponce y Gilberto Domínguez Parada para despojar a miembros del ejido Tepeyac, y parte del Providencia, de sus terrenos.

Eran los tiempos en que la mano represora de Beltrones Rivera como gobernador de Sonora, impedía que la Reforma Agraria, la Procuraduría Agraria o los agentes del Ministerio Público y jueces dieran seguimiento puntual a las denuncias de los campesinos que veían cómo mediante diversas triquiñuelas algunas autoridades ejidales se vendían al mandatario estatal y sus prestanombres para robar prácticamente el patrimonio familiar campesino.

Para entonces no se le veía futuro a la zona. Quizá por ello, o por el temor a las represalias del gobernador, que tenía la mano muy pesada, la sociedad cajemense no se atrevía a ponerle alto al robo descarado de tantas hectáreas a los ejidos.

Hoy sabemos con mayor precisión el por qué de la ambición del gobernante y sus íntimos. Veían a futuro, claro está. Pero pasaron los años y no se hallaba cómo darle valor agregado a esos terrenos llenos de malezas y, aparentemente, sin ningún uso que no fuera el de la especulación.

Pues resulta que precisamente en esas áreas el “rey de los moches” por el PRI consiguió como Diputado federal que se construyera un nuevo estadio de beisbol que ni en las promesas de campaña de Rogelio Díaz Brown Ramsburgh o en el Plan de Desarrollo Municipal estaba proyectado, sobre todo con un “Tomás Oroz Gaytán” funcional y cercano para la mayoría de los obregonenses y que con solo una remodelación se le modernizaría sin tanto gasto.

Aunque inicialmente el gobierno de Guillermo Padrés se hizo vivo y destinó recursos del nuevo estadio obregonense para dedicarlo al de Hermosillo, finalmente Beltrones Rivera y sus secuaces se salieron con las suyas y se auto vendieron la superficie en la cual se habría de erigir el complejo deportivo.

Tranzaron a través de la empresa “Náinari 2000”, que tal vez recuerde algo a los cajemenses con la costosísima “remodelación” del deportivo “Álvaro Obregón”, pero que a la postre solamente fue la construcción de una barda perimetral.

La barda más cara de la historia, como el Prourbe que también por esos tiempos se inventó para colocar banquetas sobre banquetas con tal de darle a ganar mucho dinero a una constructora muy allegada al entonces Presidente Municipal, que dejó una enorme deuda por ese concepto.

Con el nuevo estadio, la plusvalía de la zona habrá de elevarse, lógicamente. Y es que mientras decenas de colonias o comunidades muy antiguas claman porque se les pavimente una calle, para la obra deportiva se han abierto calles a las que les colocaron concreto hidráulico en zonas donde sólo viven cachoras y liebres.

Así de descarado el robo que avaló el gobierno municipal anterior y que el actual trata de justificar con que está en proceso la adjudicación del terreno de “Náinari 2000” al Ayuntamiento.

Así como se están quejando de las pillerías de Padrés Elías en el gobierno estatal, así deberían responder las actuales autoridades de Sonora y Cajeme al reclamo ciudadano de que de manera ilegal los malandrines beltronistas lograron la construcción del estadio sin acreditar que el terreno era propiedad municipal.

Es más, circula por ahí una versión en el sentido de que, ya fallecido Fausto Islas Ponce, presidente del Consejo de Administración de Náinari 2000, ¡¡¡“firmó”!!! unos documentos relativos precisamente a la situación legal de los terrenos vendidos para el estadio.

De ese tamaño las triquiñuelas beltronistas y de ahí su ambición por seguir mandando en Sonora para que nadie lo llame a cuentas.

Me gustaría ver un video en el cual la gobernadora Claudia Pavlovich, como lo hizo con la PGR, llame al ex gobernador a rendir cuentas sobre este y otros temas en los cuales ha habido “moches” de por medio.

Es de esperarse que la denuncia ventilada en una reciente sesión de Cabildo sea tomada en cuenta por el alcalde Faustino Félix Chávez y no trate, si realmente se considera honesto, de seguir encubriendo las ilegalidades de Beltrones Rivera y sus secuaces.

A menos que esté pensando en otra candidatura…

Privatización y punto

A alguien no le conviene que se haga ruido en esto de la privatización del servicio de recolección de basura en Cajeme.

Al Ayuntamiento le ha dado por llamarle a esta transferencia de facultades, una "concertación” con la empresa Técnicas Medioambientales de México, SA de CV (Tecmed).

Como si al pasarle ese servicio a una empresa particular no se tratara simple y sencillamente, aquí y en China, de una privatización. Tan claro como eso.

Pero como ya se han dado casos muy evidentes de abusos de parte de los particulares que se hacen cargo de diversos servicios públicos, como sucedió en Navojoa con el agua, o en Guaymas, por citar sólo dos ejemplos, los asesores del gobierno cajemense le pidieron seguramente que en este proceso no se use nunca la palabra privatización.

Un estudio sobre el tema considera: “Respecto del uso del término privatización, Claudia Campero, investigadora de Food and Water Watch, explica que mientras las organizaciones no gubernamentales hablan de ella cuando empresas privadas adquieren control parcial o total sobre el agua, el gobierno y organismos multilaterales prefieren referirse a participación privada en la prestación del servicio”.

Pero también “Bailey (1995, 313) considera que la función del gobierno es la regulación del servicio, es decir el control y vigilancia que el gobierno ejerce sobre la estructura y desempeño del servicio”.

https://serviciospublicos.files.wordpress.com/2008/08/17.pdf

Está visto que el talón de Aquiles de los gobiernos municipales son precisamente los servicios públicos, la seguridad pública y el agua potable.

Aunque haga obras espectaculares o regale cientos de despensas, si no logra avanzar medianamente en estos renglones, el desempeño de una administración se ve severamente cuestionado por la sociedad e incluso le castiga en las urnas.

Por ello, la administración municipal debe dejar de lado el juego de palabras y aceptar que el servicio de recolección de basura ha sido privatizado en Cajeme. Que seguirá al pendiente de la prestación de un servicio adecuado, es lo menos que le corresponde hacer, a fin de que los ciudadanos no se vean afectados por el desempeño de la empresa adquiriente de la concesión.

Y el hecho de que el abogado de la empresa Tec Med y del movimiento “No al Novillo” sea el mismo, Alejandro Olea Güereña, pues es tema de otra investigación. Ojalá la cercanía del profesionista jurídico entre ambas instancias no haya sido la presión para concederle a la compañía la prestación de este servicio, pues ya cuenta con el del Centro de Transferencia de Basura, esto es negocio redondo. Ojalá.

Como la rana “René”

Visto el revuelo causado en las redes sociales en defensa de Jorge Morales Borbón, encarcelado por presuntos delitos de malversación de fondos o extorsión a dueños de empresas periodísticas, hasta ganas me dieron de compadecerlo y pedir su exoneración total.

Ha sido tanta la vehemencia con que ha sido defendido, y que ojalá y sea así en el terreno jurídico también, que casi casi me convencían de su inocencia.

Pero como me acuerdo entonces de todo el daño que este personaje del gobierno padrecista le causó al periodismo, independientemente de lo relacionado al erario público, pues la verdad se me quitan las ganas de verlo como una blanca palomita.

Ahora, a la aplicación de la justicia se le trata de ver como una “venganza política” y se recurre al hecho de que el hoy indiciado alguna vez practicó el periodismo y usan ese gancho para llamar la atención del gremio en el plano nacional, como Ciro Gómez Leyva, y tratar de reivindicarlo.

Desde que Morales Borbón asumió la Secretaría de Comunicación Social del Gobierno de Sonora, comenzó a utilizar, como alguna vez dije, una maquinaria tendiente a callar los errores oficiales, magnificar los deslices de la oposición y someter a los periodistas “enemigos del régimen”.

En ese tiempo, cualquier reportero que hiciera periodismo de investigación y topaba con temas en los que estaba involucrada la corrupción del gobierno padrecista, se le exigía a los dueños de los medios que lo cesaran. Y la derrama económica por esos favores fue amplia, hasta que quebraron las finanzas estatales.

Por supuesto que esa práctica no era novedosa, como tampoco en el actual gobierno estatal ha dejado de practicarse, pero se esperaba precisamente de una administración surgida de la oposición al PRI, que cambiara el estado de cosas. Mas no fue así. Al contrario.

Hoy es de esperarse que si las denuncias conocidas en las redes sociales en defensa de Morales Borbón son corroboradas en los juzgados, pues que se haga lo que legalmente proceda.

Pero que no quieran venir a convencernos de que se trata de un manso corderito al que se le quiere encarcelado solamente por haber trabajado en el gobierno anterior. 

Y ahí encerrado, mientras lo legal se aclara, de una u otra forma debe reflexionar y aprender la lección de que haber hecho tanto daño al periodismo de Sonora tiene sus consecuencias.

Para cualquier comentario: franciscogonzalez.bolon@gmail.com